Sinopse
La historia tiene lugar en la década de 1980, período fundamental para Bolivia, cuando presenciaron la caída de la burguesía que surgió en la década de los 50, y que era la dominante. Envuelta en esa atmósfera de democracia, en pleno proceso efervescente, la familia B, durante sus vacaciones, se da cuenta de que sus éxitos pertenecen ahora al pasado y que han perdido sus significados. Es necesario mirar hacia el futuro, mientras se da cuenta que es incapaz de cambiar las cosas. La conciencia creciente nos conlleva a lo insostenible y la decadencia no se puede esconder más. El espectáculo aborda la condición del acomodamiento del hombre, cuando se estructura y está cómodo, y lo difícil que es lidiar con las pérdidas de sus seguridades. “Un velorio sin Dios, un viaje que no se mueve y que no va hacia ningún lugar”, concluye la Compañía Textos que Emigran.
Ficha Técnica
Dirección y Dramaturgia: Percy Jiménez
Reparto: Alejandro Viviani, Luigi Antezana, Mariana Vargas, Maurício Toledo, Ninón del Castillo, Pedro Grossman y Percy Jiménez
Foto: Ana Vargas & Pablo Paniagua
Productor Asociado: Miguelángel Estellano
Producción General: Textos que Migran
Dirección Musical: David Arze
Dirección Audiovisual: Diego Mondaca
Dirección de Arte: Carlos Piñeiro e Juan Ignacio Revollo
Vestuario: Paola Oña
Producción Brasil: Stella Marini
Resenha
Cambiar. Parece sencillo pero no lo es. Parte, en primer lugar, de la necesidad de comprender cómo lidiar con el cambio. Se cambia como consecuencia del entorno; se cambia para sobrevivir, por conveniencia, por intentos de pertenecer o de permanecer en la invisibilidad. Se cambia incluso, por no querer llevar el otro a lo diferente; construir un nuevo otro; se cambia por la ambición de ser el centro de lo que vendrá. Los muchos sentidos implican una acción en el movimiento de cómo o dónde el individuo se reconoce. Entonces es fundamental antes de todo, comprender la propia cara para en ella o con ella configurar otro semblante, otra presentación, otra presencia. Esa es la dificultad de la familia traída por el personaje en el espectáculo de la compañía boliviana Textos que Emigran: reconocerse. Aquí, no basta solamente entenderse a sí mismo, sino cómo pertenecer al contexto en profunda transformación. Para eso, es preciso conocerse antes de que los cambios aparezcan porque frente a ellos, aquel que los ve, ya no será el mismo, será otro, cambiado por el medio sin su permiso.
La investigación escénica de tal procedimiento, tanto por la narrativa como por el cuerpo del actor, dialoga con el hacer teatral contemporáneo, sobre todo en el abismo cristalizado entre las nuevas generaciones y la historia del teatro reciente. Muchos son los artistas en profunda búsqueda por lo nuevo, por el cambio de la escena actual sin ningún entendimiento de dónde y de cómo estaban insertados. Traer la Familia B sustenta la perspectiva de una anulación de lo nuevo limitado a sus deseos. Pero el espectáculo nos habla e intenta, principalmente, construir la percepción del nacionalismo. Son tiempos de cambio, como también lo son en la narrativa. Lo que pasa es que hay que preguntarse cuánto el espectador distante de la involucración histórica y política del ayer, puede reconocer los cambios del pasado como metáforas de las que se sufren ahora. ¿O será que la historia se limita a un personaje más contextualizado por casualidad? El teatro no necesita responder a todo, pero sería increíble si el espectador estuviese a disposición para reconocer cuánto todo por allí configura la exposición de los cambios en pleno movimiento. Una obra puede ser un buen entretenimiento, pero incluso eso depende de cuánto cada uno de nosotros esté dispuesto a aceptar los cambios.