Sinopse
El espectáculo del Colectivo La Pato Gallina toma como referencia la película muda de 1925 dirigida por el actor Pedro Sienna, y nos trae la lucha de Manuel Rodriguez, guerrillero chileno que, en 1817, confundió el imperio disfrazándose para caminar por la Cordillera de los Andes y llegar al ejército que lo esperaba en Argentina. Con una fuerte elección por el expresionismo, los textos surgen solo por medio de pancartas que aparecen en la escena. Trabajando el tema también por el lado del humor, la narrativa presenta la independencia de Chile de manera tragicómica, ya que Manuel fue ejecutado después de continuar su lucha por reformas y justicias sociales. La música ejecutada en vivo, tal como eran ejecutadas junto con las películas del cine mudo, mezclando músicas de la época, rock, bolero, funk y otras expresiones contemporáneas, haciendo con que la historia del país se convirtiese en un enorme mundo hasta sus estructuras más actuales.
Ficha Técnica
Dirección Artística: Martín Erazo
Elenco : Caél Orrego, Carola Mardones, Eduardo Moya, Francisco Ramírez, Pilar Salinas, Rodrigo Rojas, Sandra Figueroa e Victoria Gonzalez
Músicos: Alejandra Muñoz, Emilio Miranda, Jaime Molina e Pablo Contreras
Técnico de Sonido: Pablo Riveros
Vestuario: Antonio Sepúlveda
ContrarregraLabor del Utilero:Gonzalo Mella
Producción:Carolina Cabezas
Resenha
Existe en lo trágico siempre un poco de humor, nos lo enseñaron los griegos desde la creación de la tragicomedia. Es necesario abrirse pero no a lo gracioso, sino a lo ridículo de algunas situaciones. Ridículo ese que es menos peyorativo y que está más próximo de lo poco común de los acontecimientos sobrios. Por tanto, incluso las acciones más densas y dramáticas producen aires de subversión y de ellas surge lo cómico por lo inesperado o por lo singular. Reír es limitar el apelo patético y no se trata de eso. Al inicio de la tragicomedia, los poetas trágicos abandonaban Atenas y continuaban hacia Macedonia, conquistando la libertad de lo cómico también sobre los peores sucesos. El tono de provocación no tiene nada de farsante, pero le cabe la ironía. La tragicomedia es originalmente un amplio espacio para la autocrítica. Indicar su propia historia no es nada sencillo. Es necesario tener ironía.
Así, el espectáculo se adueña de dos instrumentales para, desde el encuentro generado, levantar su ironía y su crítica: la película muda homónima, hecha por el también actor Pedro Sienna en 1925; y la historia de Manuel Rodrigues que en 1817 desestabilizó el gobierno imperial español conquistando la independencia chilena. La ironía surge en la tragedia de su insistencia por los derechos sociales y lo lleva a que lo detengan y lo ejecuten. Manuel, a su vez, ha resbalado en lo irónico. Usó máscaras para engañar al gobierno y cruzar la Cordillera de los Andes. Si lo trágico está intrínsecamente vinculado a lo cómico en su amplitud irónica de la crítica necesaria, la independencia de Chile posee rasgos esenciales a los dos preceptos. Cabe tener en el momento pertinente el tono ridículo, explorado en los gestos expresionistas del inicio del cine, en los que la naturalidad nunca viene sola, sino que nos llega ampliada en la presencia de la acción como si fuese esencial destacar y demostrar lo que ya está expuesto. Una independencia conquistada con la guerra no es necesariamente graciosa. Pero también es la forma de una construcción exagerada e histriónica de exposición de la historia necesaria para la percepción de las personas sobre lo que se mueve. El humor puede ser todavía más violento que el mismo momento.