Sinopse
Son solo cuatro jóvenes de 10 años. ¿Solo? ¿Cuánto del discurso de un niño puede reflejar la madurez que muchas veces nos falta a los adultos? El espectáculo cierra la Trilogía Educación Sentimental, creada por La Tristura. Son escenas, textos y acciones cruzadas, contaminadas por la juventud de los actores, en los cuales se indaga sobre cuánto las estructuras históricas y políticas influyen en la manera de entender las cosas, desde el nacimiento. Desde siempre, nos enseñan a pensar y a recordar y el espectáculo investiga cuánto esos mecanismos serán capaces de intimidar sus conciencias, a pesar de la edad. La extrañeza provocada en exponer a los niños como adultos explora la dimensión de cuanto no estamos preparados para oír tan claramente sobre la realidad. Y nadie es más apropiado para decir las cosas que los niños con la madurez y la libertad que tienen.
Ficha Técnica
Creación: La Trsitura
Texto: Itsaso Arana, Pablo Fidalgo, Violeta Gil e Celso Giménez
Reparto: Candela Recio, Gonzalo Herrero, Irene Paniagua Bolaños e Siro Ouro
Diseño de Luz y Coordinación Técnica: Eduardo Vizuete
Asistente Técnica: Ana Muñiz
Asistente de Dirección: David Mallols
Música Original: Merran Laginestra
Vestuario: La Tristura e Pedro y el Lobo
Una producción de La Tristura: Celso Giménez, Itsaso Arana e Violeta Gil
Colaboran: Inaem e Festival D’Estiu Sagunt a Escena
Agencia y Producción en Brasil:Performas Produções
Coordinación: Andrea Caruso Saturnino
Producción Ejecutiva:Beatriz Sayad e Carol Bucek
Resenha
Si usted pudiese encontrar el instante en el cual su conciencia histórica y política se formó, ¿sabría reconocerlo? Probablemente no. Y ese es el problema. La conciencia se constituye por el orden que reina desde edades tempranas, cuando somos todavía niños, lo que parece inevitable, una vez que es propio del hombre adquirir el conocimiento para sobrevivir al medio. Los niños son inmediatamente alcanzados por esa condición y forman sus conciencias manipuladas y estructuradas en el entendimiento de que los sistemas de poder son estructuras naturales. No siempre. Porque es posible traerles a los niños otro tipo de percepción; generar procesos de desconfianza; protegerlos de los sistemas operantes sin que dejen a un lado su infancia. Para eso, es necesario aceptar el hecho de que ser adulto no está vinculado necesariamente a la edad. Basta mirar hacia un lado.
Por adulto entendemos todo aquel cuya madurez está a tono con su experiencia de vida y tiene la suficiente capacidad de superación para elaborar estructuras de observación, análisis y juicio crítico sobre la realidad. Claro que, con el vivir, el ejercicio ofrece un mayor vocabulario a la percepción. Pero, ¿quién dijo que ser un niño es algo incompleto? Oír el discurso y la respuesta de alguien implica en el procedimiento de aceptar su vivir y junto con él dialogar sobre lo real. Y en ese sentido, el niño, con menos experiencia, no es diferente de nadie cuando acepta al otro en su plenitud. ¿Será? La compañía de teatro La Tristura, nos trae de España el espectáculo Materia Prima, donde cuatro niños reflexionan bien maduros y “adultos”, sobre la manipulación de las estructuras históricas y políticas que se ciernen sobre ellos. Y en ciertas cuestiones, ciertos abordajes, ciertos paradigmas que vienen por la boca de un niño de diez años, todo se convierte en algo más violento y peligroso, porque todavía no existe el filtro de la experiencia del vivir y sus consecuencias, solamente la dimensión del reconocimiento de lo que nosotros olvidamos que es lo obvio.