País

Portugal

Sinopse

Convencido de ser la obra máxima de Camões fácil de escuchar, aunque sea difícil de leer y entender, António Fonseca se forzó a memorizar el poema y presentarlo con sus diez cantos en un solo día. Es necesario tomarse en serio la palabra día, ya que el actor entra por la mañana al teatro y solo sale al final de la noche, con pequeños intervalos y parando solamente para almorzar y cenar. El atrevimiento traduce la dimensión de la importancia de la obra que se convirtió en la matriz de la lengua portuguesa. Los Lusiadas representa el apogeo de Portugal, de su historia y su cultura. Montar el poema completo sirve como medio de reforzar la identidad individual y colectiva portuguesa. La propuesta redimensiona la idea del encuentro con lo poético, sustenta en el gigantismo de la experiencia la superación de los procesos controlados, para ofrecerle al espectador un buceo en aguas más profundas. La experiencia es de hecho única.

Guión
Parte A | Cantos I, II III e IV

15h – Canto I
16h – Canto II
17h – Canto III
18h – Canto IV

Parte B | Cantos V, VI e VII

15h – Canto V
16h – Canto VI
17h – Canto VII

Parte C | Cantos VIII, Canto IX e X

15h – Canto VIII
16h – Canto IX
17h – Canto X

Permitido el público entrar y salir, tanto durante como entre los cantos
Ficha Tecnica

Proyecto ‘Os Lusíadas em Viajes’
Concepción y Dirección: António Fonseca
Ayudado por: Jorge Louraço
Dirección de Producción: Patrícia André e Sofia Marques
Producción en Brasil: Stella Marini
Asociación: Roughcut
Coproducción: O Teatrão
Producción: Asociación Cultural y Artística

Espectáculo ‘Charla d’Os Lusíadas’
Interpretación: António Fonseca e Coro de Santos no Canto X
Dirección Técnica, Diseño de Luz y Operación de Luz, Sonido y Video: José Álvaro Correia
Espacio Escénico: Marta Carreiras
Ambientes Sonoros: Fernando Mota
Video Canto X: Micael Espinha

Resenha

Hablar se ha convertido en algo fundamental en la contemporaneidad. Se habla sobre todo, sobre cualquier cosa. Se habla, porque la palabra asume nuevamente la calidad de la interfaz del encuentro con el otro. No existe ya tanta novedad en esa constatación en una época en que las generaciones se comunican por mensajes enviados escritos por nuevos aparatos y recursos. Existe una cierta urgencia en el intento de comunicarse. Es necesario decir, informar, hacer presente y especial al individuo que ahora está concentrado en la acción fundamental del instante. Hablar, voz y texto, expone la palabra otra vez como un mecanismo de revoluciones. Entonces todos hablan. ¿Pero escuchan? La disponibilidad de oír hace con que las relaciones sean paradójicas y complejas. No se desea la aproximación con el otro, se busca su presencia como una especie de devoción. Por ende, cada uno es la soledad de su propia afirmación. El teatro, en cierto modo, siempre fue contrario a todo eso, por la manera en cómo coloca al espectador en su convivencia con el otro. Pero es necesario hacer más. Producir sobre la soledad que se cierne sobre las butacas del público, la experiencia estética y poética del oír. Y no es suficiente decir algo a ese alguien. Es necesario radicalizar el instante. Rebasar lo que es obvio y hacer de la palabra el vuelo más profundo en el propio íntimo. Al conquistar eso, encontraremos la poesía.

António Fonseca llega cerca de lo imposible. Trae a los escenarios los diez cantos de Los Lusiadas. La poesía funde la escritura de una obra maestra y de la afirmación de una lengua, un idioma, una cultura. El poema completo, la acumulación de imágenes, las sobreposiciones de sensaciones hacen con que el oír sea la recuperación de su función; conduce al oyente al estado de poesía en presencia y libertad imaginativa. Y no es siempre que tenemos la oportunidad de respirar más lentamente y de dejar que la poesía nos visite el alma.

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Falação d'Os Lusíadas (Foto: João Peixoto)