País

Chile

Sinopse

August Strindberg, uno de los grandes dramaturgos modernos, continúa siendo montado sistemáticamente en todos los rincones. En Castigo, el Teatro la Memoria se aproxima a su texto autobiográfico El Hijo de la Criada, es donde el autor sueco expuso al final del siglo XIX, los castigos recibidos por su padre cuando él era todavía un niño, con la complicidad de la madre que lo permitía. La obra construye una fuerte experiencia sobre los vicios y abusos de la estructura familiar, colocando en jaque esas estructuras como las conocemos, donde las jerarquías determinan los límites y los poderes de los padres sobre los hijos. El espectáculo, en una ambientación realista, expone la importancia de revisar la dimensión humana atribuida a la familia, perdida con el paso del tiempo y con la urgencia de una sociedad confusa frente a sus transformaciones. Un texto cada vez más significativo para la actualidad, cuando se cuestionan tanto los límites de la creación.

Ficha técnica

Texto: August Strindberg
Dirección y Dramaturgia: Cristian Plana
Asistente de Dirección: Carla Casali
Reparto: Alexandra von Hummel, Daniela Ropert, Diego Salvo, Natalia Ríos e Rodrigo Soto
Diseño de Escenario: Belén Abarza
Sonido: Diego Noguera
Escenario: Fernando Quiroga, Cristián Canales e Sandro Compayante
Coproducción: Fundación Teatro a Mil y Teatro La Memoria

Resenha

¿Cuánto usted se acuerda de su convivencia familiar? De alguna manera, todos tenemos nuestros momentos buenos y malos. ¿Pero qué sería de hecho la familia? Entre las discusiones de que ella sea una estructura emotiva o una constitución de jerarquías específicas, algo más se pierde en el silencio sobre los riesgos de ambas posibilidades. Buenas y no tan buenas. Cuando no lo son, los padres son retratos de funciones, cuya superioridad confirmada previamente por la sociedad permite vicios y abusos. La relación con el otro, en este caso los hijos, se da distante y por el poder sobre el otro. El hijo entonces, pasa a ser aquel sobre quien se puede usar la fuerza física y psicológica. Mucho de eso ha sido ya ampliamente combatido en nuestros días. La creación busca estructurar nuevos paradigmas que investigan los límites de los padres y de los hijos como individuos.
Parece extraño que no sean entendidos así, sin embargo, la educación está a tono con el hombre que se es, y no lo contrario. Se fragmenta así el paradigma de la creación, subvirtiendo el vector de su centralidad. No se trata más de crear a partir de sí mismo, sino de traer en razón de la necesidad del otro el proceso de educación. Los padres como objetivos finales y no más como parámetros. La discusión no se concluye y recorrerá todavía otras opiniones contrarias. Pero la acción sobre el otro, más allá de lo que es aceptable, ya es un consenso sobre la creación. Otra época, otros dilemas. Antes, como narró August Strindberg en su romance autobiográfico El Hijo de la Esclava, castigar era la práctica de la sumisión del hijo y de la afirmación de los padres. Pero hoy vemos ese otro pensamiento, y aunque nos parezca un retroceso o nos indique el presente como conquista, el espectador se coloca frente a paradigmas estructurales de su formación, porque siendo todo en el teatro la simbología posible también de una metáfora, aunque la narrativa aparte cualquier verosimilitud con lo vivido, poseerá la capacidad de traducir el castigo, el placer del actuar sobre el otro, en acontecimientos recurrentes bajo nuestra comprensión de límites y castigos.

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Castigo (Foto: Valentino Saldivar)