País

México

Sinopse

Un ex-boxeador está en Cuidad Juarez, México, mientras tiene que vivir con sus recuerdos, reuniendo y conviviendo con objetos, titulares de periódicos, relatos reales, relatos imperfectos de imágenes fijas en la memoria, imágenes capturadas en la urgencia de los instantes. Todo eso dibuja los contornos de un hombre, un lugar y una cuidad. El espectáculo utiliza la plasticidad para componer un universo singular y enigmático al primer momento. Pero no espere que se le cuente una historia. La incertidumbre sobre cómo los recuerdos se acomodan en la memoria es el punto central de esa investigación escénica y narrativa, mientras que el espectador es invitado al descubrimiento, a darse cuenta, utilizando su propio conocimiento sobre la memoria, para así construir un sendero particular de diálogo con la obra. Un espectáculo donde el estar presente es fundamentalmente la fuente de la propia experiencia.

Ficha-técnica

Dirección: Jorge A. Vargas*
Creación: Teatro Línea de Sombra, Alicia Laguna**, Jorge León, Malcom Vargas, Viany Salinas e Zuadd Atala
Textos: Eduardo Bernal, Gabriel Contreras, Jorge Vargas e Extracto de Prometeo, de Rodrigo García
Cantor: Jesús Cuevas
Diseño Espacial e Iluminación: Jesús Hernández
Diseño Sonoro y Música Original: Jorge Verdín
Imagen y Vídeo: Malcom Vargas e Marina España
Asistente de Dirección: Fabiola Mata
Operación de Luz: Raúl Mendoza
Diseño Gráfico y Animación en Vídeo: Malcom Vargas
Producción Ejecutiva: Alicia Laguna
Coordinación de Producción: Patricia Díaz
Asistente de Producción: Moises Flores
Concepción: Eduardo Bernal e Jorge A. Vargas
site oficial da cia

Resenha

Ciudad Juarez. Un hombre. El viejo cuadrilátero de boxeo como un espacio comunitario. Un lugar histórico, un lugar geográfico, un espacio temporal. Esos son los caminos ofrecidos en Baños Roma. Y además de eso, objetos, imágenes capturadas por la urgencia del instante, imágenes fijas en la memoria, fragmentos, acumulaciones, vacíos, titulares de periódicos… Existe mucho en todo lo que se revela al observador, pero es poco para componer un retrato preciso del hombre. La escena pasa por diversas posibilidades estéticas, los lenguajes se entrecruzan en una transversalidad que expone la búsqueda por un arte multidisciplinario. Pero no se trata de traducir al hombre, un personaje, o de responder a una categorización del hacer teatral. El procedimiento es igualmente la estructura narrativa, y por la historia se reconoce un hacer necesario. Se reconoce a los dos, porque la narrativa y el teatro se encuentran por igual presentes en alguna instancia de la memoria. Se sabe que allí hay una historia, aunque no seamos capaces de ser fieles a lo que sentimos. Se sabe también que es el teatro lo que se presenta transformado en actitud, aunque no se entienda como un código tradicional.
Es preciso entonces, traducir lo incierto como medio inherente al modo en como la narrativa y la escena permanecen y se reflejan al ser observadas. Porque la memoria es igualmente asumir la incerteza como posibilidad verosímil. Todo es real en el instante por la amplitud de la memoria. El panorama de imágenes acumuladas, la subjetividad presente como primera etapa y no más como un trasfondo, conlleva al entendimiento de que la puesta en escena es más real. Entonces, saber quién es exactamente el exboxeador, qué hace allí, cuáles son sus recuerdos y orígenes, es menos interesante que el proceso de investigación sobre cómo tales elementos configuran el entendimiento de su existencia. Y cuando pensamos en él es la forma más efectiva de activar lo que lo conforma. Y como en el teatro, construirlo es la manera más efectiva de mantener su urgencia. Si las imágenes ofrecen una experiencia más real que los discursos, es porque hemos llegado al punto en que el decir no puede más traducir la amplitud humana.

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Banhos Roma (Foto: Roberto Blenda)